Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, II



Comentario

Capítulo nono
De los hechizeros y trampistas

El naoalli propriamente se llama bruxo, que de noche espanta a los hombres y chupa a los niños. El que es curioso de este oficio bien se le entiende cualquier cosa de hechizos, y para usar de ellos es agudo y astuto; aprovecha y no daña. El que es maléfico y pestífero de este oficio haze daño a los cuerpos con los dichos hechizos, y saca de juizio y aoja; es embaidor o encantador.

El astrolo[go] judiciario o nigromántico tiene cuenta con los días, meses y años, al cual pertenece entender bien los caracteres de este arte. Y el tal, si es hábil negromántico, cognosce y entiende muy bien los caracteres en que nace cada uno, y tiene en la memoria lo que por los caracteres se representa, y por ellos da a entender lo venidero. Y si es inhábil negromántico es engañador, mentiroso, amigo de hechizerías con que engaña a los hombres.

El hombre que tiene pacto con el demonio se trasfigura en diversos animales, y por odio dessea muerte a los otros, usando de hechizerías y muchos maleficios contra ellos, por lo cual él viene a mucha pobreza, y tanta que aun no alcança tras qué parar, ni un pan qué comer en su casa; al fin, que en él se junta toda la pobreza y miseria, que anda siempre lacerado y mal aventurado.

El procurador favorece a una vanda de los pleiteantes, por quien en su negocio buelve mucho, y apela, teniendo poder y llevando salario para ello. El buen procurador es vivo y muy solicito, osado, diligente, constante y perseverante en los negocios, en los cuales no se dexa vencer, sino que alega de su derecho; apela, tacha los testigos, ni se cansa hasta vencer la parte contraria y triumphar de ella. El mal procurador es interesal, gran pedigüeño, y de malicia suele dilatar los negocios; haze alharacas, muy negligente y descuidado en el pleito, y fraudulento, y tal que de entrambas partes lleva salario.

El solicitador nunca para; anda siempre solicito y listo. El buen solicitador es muy cuidadoso, determinado y solicito en todo. Y por hazer bien su oficio muchas vezes dexa de corner y de dormir, y anda de casa en casa solicita[n]do los negocios, los cuales trata de buena tinta y con temor o recelo que por su descuido no tengan mal suceso los negocios. El mal solicitador es floxo y descui[da]do, lerdo, y encandilador, y suele detener el proceso por sacar dineros, y fácilmente se dexa cohechar porque no hable más en el negocio o que mienta, y ansí suele echar a perder los pleitos.